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El Hundimiento del Titanic

El hundimiento del Titánic ha sido una de las mayores tragedias navales de la historia de la humanidad, el 14 de Abril de 1.912 el coloso insumergible naufragaba, perdiendo la vida más de 1.500 personas.

Fue un hecho dramático que marcó un antes y un después en la navegación. No hubiera pasado de un accidente histórico de no ser por las numerosas coincidencias, premoniciones, sueños extraños y profecías que con el tiempo se fueron conociendo. 


Un libro llamado Futility

Quizás sea el aspecto más extraño e inexplicable de esta historia. El año 1897 (14 años antes del naufragio) un mediocre escritor de novelas llamado Morgan Robertson acababa de escribir una obra llamada “Futility” (vanidad). Posteriormente fue reeditada en el año 1912, es decir, el mismo año de la tragedia con el nombre “The Wreck of the Titan” (El naufragio del Titán). Nada tendría de especial esta obra a no ser por las numerosas y acertadas coincidencias que se dan en este relato si lo comparamos con los datos de los que disponemos del famoso naufragio del Titánic. En este libro un buque llamado “Titán” es el más rápido, grandioso y seguro del planeta, en él encontramos la tecnología más avanzada del momento. Se construye expresamente para realizar la travesía del Atlántico norte a una velocidad desconocida hasta el momento y conseguir un nuevo récord. En caso de chocar con otro navío lo partiría fácilmente, sin sufrir daños, siendo las compañías aseguradoras las que correrían con los gastos.

La compañía ha dado la órden expresa al capitán de navegar a toda máquina – a pesar de la niebla existente y la amenaza de accidente-, además el buque no dispone de botes salvavidas necesarios en caso de accidente, ya que lo consideran “insumergible”.

Como no podía ser de otra forma, durante la travesía un pequeño navío es partido en dos por el “Titán”, el capitán obedece órdenes y ordena seguir la marcha sin socorrer a los náufragos. Continúa el viaje frenético a toca velocidad, de repente se nota un enfriamiento del aire en la parte delantera del buque, y de pronto se oye el grito del vigía “Hielo a la vista, iceberg a proa”, el capitán intenta una maniobra desesperada, pero ya es tarde… en unos minutos el “insumergible” se pierde en las profundidades del océano con miles de personas en su interior.

¿Precognición, suerte?. Existen una serie de datos puntuales:




Datos concretos   Titán (Futility)   Titánic  
Pasajeros   2.177   2.227 
Botes salvamento  24   20 
Tonelaje  70.000   66.000 
Longitud  240 mts   268 mts 
Velocidad Impacto  24 nudos   23 nudos 
Número de hélices  3   3 
Lugar de partida  Southampton   Southampton 
Lugar de naufragio  400 millas Terranova   400 millas Terranova 
Supervivientes  705   605 
Eslora  275 mts   300 mts 
Velocidad máxima  25 nudos   25 nudos 
Botes salvavidas  24   20 


Casualidades y premoniciones

   
W.T. Stead fue uno de los fallecidos en este tremendo accidente. Pero su caso no es del todo normal. 32 años antes del hundimiento Stead publicó un cuento donde narraba el hundimiento de un gran buque de pasajeros en mitad del océano Atlántico. En 1892 volvía a escribir otro relato sobre un naufragio, esta vez indicaba que éste se produciría al chocar con un iceberg. Posteriormente en 1910 daba una conferencia sobre seguridad en los barcos de pasajeros, ilustró su charla con una lámina en la que él aparecía como una víctima del naufragio, pidiendo ayuda inútilmente. 


Incluso llegó a visitar el Titánic en su proceso de construcción, quizás llamado por la curiosidad consultó con varios “futurólogos”, uno de ellos, W. De Kerlor le dijo que lo veía realizando un viaje a América –no tenía previsto tal viaje- y que durante este viaje lo vería envuelto en una catástrofe marítima junto a cientos de personas.

A pesar de todas estas señales y de la carta de un sacerdote británico en el que le predecía el hundimiento de un trasatlántico recién construido, Stead decidió realizar el viaje, quizás fuera una cita ineludible….

El Sr. Colin McDonald rechazó el puesto de segundo ingeniero de a bordo del Titánic debido a una corazonada, estaba convencido de que algo sucedería en el buque. Por su parte Condon Middleton había soñado dos noches consecutivas con el hundimiento del barco, tenía el pasaje comprado y justo dos días antes de la partida pudo anular su reserva, librándose así de una muerte casi segura.

Otras personas llegaron incluso más lejos, es el caso del banquero J. Pierpont Morga, a pesar de tener el equipaje a bordo, canceló su billete debido a una superstición de última hora. Incluso en una obra publicada en 1911 titulada “Predicciones para 1912” podemos leer: “Un titán del mar, un coloso que se hundirá en las heladas aguas del Atlántico norte…”

23 años después el oficial William Reeves –que curiosamente había nacido la misma noche del naufragio- se encargaba de capitanear el “Titanian”, en esos momentos transitaba por las mismas aguas del accidente. En un momento determinado el oficial sintió una presión, un agobio insoportable que le hizo mandar un brusco cambio de rumbo, súbitamente apareció un enorme iceberg que no chocó con el “Titanian” debido a la intuición del joven Reeves.

Existen más sucesos inexplicables, por ejemplo el del matrimonio Wanderbright. Habían adquirido un pasaje de primera clase, enviaron al mayordomo para que comenzara a acomodar la estancia de la pareja y situar el numeroso equipaje para el viaje. Pero el matrimonio no llegó a subir a bordo, a escasos segundos de zarpar abandonaron maletas y sirviente quedándose en tierra. ¿a qué se debió esta inesperada decisión?.

Quizás la ausencia más sorprendente en este viaje inaugural fue la del dueño de la naviera J.P. Morgan y del dueño de la constructora Lord Gird, ambos acostumbraban a realizar los viajes inaugurales de sus buques, pero en este caso no lo hicieron.

Como vemos fueron muchas las casualidades, premoniciones, predicciones y sueños que sucedieron en torno al hundimiento del Titánic, la pregunta sería ¿está el futuro escrito?.



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