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El I-Ching: Una Forma de Predecir el Futuro

En la actualidad, muchos occidentales han descubierto que las «Mutaciones» no sólo son útiles para la adivinación, sino también para la contemplación filosófica. El eminente psicólogo Jung puso el I-Ching como ejemplo de lo que él denominó sincronicidad, es decir, coincidencia importante o significativa, y recomendó su estudio a los amantes del autoconocimiento y la sabiduría, en su búsqueda de la verdad universal.



 

En el corazón del I-Ching reside el principio de la polaridad En Occidente entendemos por polaridad la existencia de dos opuestos. Sin embargo, los chinos lo entienden como dos energías opuestas pero complementarias. Una no puede existir sin la otra o, más exactamente, la una es inherente a la otra. Esto se representa en el antiguo símbolo Tai Chi.

Los antiguos chinos no consideraban la existencia de la luz sin la complementaria oscuridad, o el día sin la noche. Creían imposible entender el concepto de luz sin haber experimentado la oscuridad.

Las energías que existen en el Universo son generadas por estas energías polares. De la observación de estas interrelaciones surge la idea del cambio. De la misma manera que el filósofo griego Heráclito dijo «Todo fluye», los chinos descubrieron que el Universo y todo lo que hay en él está en constante movimiento. Esta observación es en especial importante a la vista de los modernos descubrimientos físicos sobre las partículas. El Sol alcanza su altura máxima a mediodía, para continuar su curso hacia el horizonte, que alcanza al atardecer. En el cielo nocturno, la Luna crece, llega a su plenitud y luego decrece. Si observamos el mar, veremos que cuando la marea llega a su punto más bajo, imperceptiblemente cambia de dirección y empieza a subir. Todo ello sigue unos ciclos regulares. Por lo tanto, se llegó a la conclusión de que hay unas pautas en la existencia que pueden ser descubiertas por quienes las investiguen.

En un cierto momento perdido en el tiempo, alguien decidió representar el Yang mediante una línea entera, mientras que el Yin se representó con una línea de la misma longitud pero partida.


Los Trigramas

Estas figuras de tres líneas se llaman trigramas. Existen ocho combinaciones posibles de estas líneas enteras o partidas, que forman una serie de relaciones y representan, por ejemplo, la familia, las estaciones del año o los tipos de energía.

Línea Yang  Línea Yin 


Ch'ien (Lo creativo)  K'un (Lo receptivo)  Ken (La quietud)  Sun (Lo suave) 
Chen (Lo suscitante)  K'an (Lo abismal)  Li (lo adherente)  Tui (Lo sereno) 


Los hexagramas

Un trigrama puede colocarse encima de otro para simbolizar el cielo sobre la tierra. Así se forma, pues, una figura de seis líneas llamada hexagrama. El ejemplo de los ordenadores utilizado antes nos permitirá ver una hilera de 6 interruptores que pueden estar encendidos o apagados. Existen 64 combinaciones posibles, que es el número de hexagramas de que consta el I-Ching. Se cree que representan el número total de situaciones que ocurren de manera natural en la siempre cambiante pauta de la existencia. Hay quien afirma que esta pauta fue vista por primera vez en el caparazón de una tortuga.

Sea cual sea su origen, sólo hay un pequeño paso entre la percepción de la pauta y el deseo de aplicarla, en un intento de comprender la condición humana. Imaginemos a una persona en pie sobre la tierra (Yin) mirando al cielo (Yang) y preguntándose: «¿Cómo encajo yo en el orden de las cosas?» Si se utiliza un método adecuado de selección, un hexagrama puede ayudarle a hallar la respuesta.




Utilización de las monedas

Existen muchos métodos en uso avalados por los años a fin de obtener un hexagrama que permita a la persona intuitiva contestar a una pregunta o hallar la solución a un problema. Los métodos tradicionales de contar tallos de milenrama, granos de arroz o guijarros, aseguran que se alcanzará el estado mental adecuado, ya que todos ellos necesitan un tiempo de práctica para dominarlos. En Occidente, el método más popular es aquel en el que se utilizan tres monedas, se lanzan seis veces y las combinaciones resultantes dan lugar a un hexagrama.
Tome tres monedas del I-Ching o tres monedas iguales. Dé a las caras el valor 3 y a las cruces el valor 2. Por lo tanto las sumas serán 6, 7, 8 y 9.





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